Septiembre
Las Ramblas de Barcelona (Mi refugio)
Las Ramblas acogieron nuestras manos
Las Ramblas parieron mi primer beso
Las Ramblas me acogen cada vez que tengo miedo y tiemblo
Las Ramblas pintaron mis manos en tus bolsillos
Las Ramblas vieron nacer el primer beso de esquimal
Las Ramblas y sus flores aromatizaban nuestros pasos
Las Ramblas hacían soplar el viento para dar a luz a nuestro abrazo
Las Ramblas vistieron de mil colores las caricias que nacían debajo de nuestros abrigos
Las Ramblas dibujaron mis ojos buscando los tuyos
Las Ramblas me vieron nacer
Las Ramblas son mi padre y mi madre
Las Ramblas es mi jardín de sabores
Las Ramblas es mi camino
Las Ramblas son los amigos
Las Ramblas es mi cuna
Las Ramblas es mi casa
Las Ramblas es mi pelota de fútbol
Las Ramblas es un abrigo
Las Ramblas escucharon el primer latido de mi corazón.
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Siempre que tengo miedo...o me gusta alguna chica, voy a las Ramblas.
Repetició de Mecanismes de Huida
Esta vez no he cogido lo imprescindible ni he vaciado en los contenedores la ropa que pesaba demasiado o estaba fuera de temporada.
Estoy rodeada de Religión y puentes. Quizá por eso noto la falta de aire.
Tampoco he dibujado sus iniciales junto a las mías. Ese es el pequeño avance. Porque sus iniciales están en "casa": en la terraza del Casal.
No sé que me ahoga más: la religión, las malas experiencias, y la conecuencia de todo en mí: el rechazo. Sigo sin poder transgedir, romper esos mecanismos de huida. Sigue la tensión en mis músculos y el calor en mis ojos. Inseguridad. Religión. Bloqueada. Culpable. Sin porder masturbarme. Y con uno de los tobillos, de nuevo jodido.
Voy a por tabaco, una moto y algo de valor (del monetario también)
Una nueva forma de hacer las maletas y al fin, aunque sólo dure unos pocos días: vivir.
Mirar a todas las chicas que me gusten, devolverles la mirada o decir algo ingenioso. Para tratar de detener la sangre de todos esos arañazos, navajazos y patadas en el estómago que he recibido (como todas las mujeres, lesbianas, bisexuales y transexuales) durante toda mi vida.
Recorrer en moto la ciudad, aunque sea sin la fuerza de sus muslos (mis "camas") rodeándome, por todas las veces que me culpabilizaron.
Reponer los libros que pude leer y que sí eran los adecuados para mi. Leer algo en catalá, intentaré que sea por el cinturón industrial de Barcelona. Para así, al menos, durante unos días desear: que ninguna de las mujeres que he conocido vean morir sus palabras y que se queden otra vez en silencio.
Comer algo que me guste y que sepa que ayudará a catalunya, por la frágil alimentación, escasa, por las comidas prohibidas, por estar toda la vida privada de según que alimentos. Por al fin, durante algunos días, aunque haya sido tarde, disponer de una dieta equilibrada y sabrosa.
Y luego...espero que me vaya bien: me lo merezco.
El meu amor sense casa.
L’ombra del meu amor sense casa.
La bala que travessa l’ombra del meu amor sense casa.
El vent que arrenca les fulles que cobreixen la bala que travessa
l’ombra del meu amor sense casa.
Els meus ulls que arrelen en el vent que arrenca les fulles
que cobreixen la bala que travessa l’ombra del meu amor sense casa.
El meu amor que s’emmiralla en els ulls que arrelen en el vent
que arrenca les fulles que cobreixen la bala que travessa l’ombra
del meu amor sense casa.
A Tresa & Eli
Maria-Mercè Marçal, «El meu amor sense casa». Barcelona: Edicions 62 - Empúries, 1988, p.83.